Harman tiene miedo

Harman tiene miedo

La carrera por la alcaldía de Villavicencio está a un mes de conocer el nombre del reemplazo de Felipe Harman, este prohombre, nuestro Emilio, nuestro Eccehomo, el adalid de las libertades, del progresismo y de un cambio tan inevitable que fue su propio enemigo durante cuatro años. Esas banderas de la transformación las sostiene una maquinaría pública que un día Harman tanto criticó cuando era la oposición y cuando él estaba en carrera por la alcaldía. Hoy este muchacho experto en camuflaje y pariente cercano de los tritones, hace lo mismo en favor de Irina Salas. 

Irina no tiene la capacidad de sostener una campaña de esas dimensiones, ni por la fuerza de su discurso, que no tiene, ni argumentando independencia. Irina es una mujer -espero que no se victimice por mis siguientes palabras- que no ha entendido que le sirve de papel higiénico a Felipe y que el cambio que sostienen como bandera de acción política no es otra cosa que un discurso viejo, refrito y muy desgastado. Ya hemos visto cómo Irina fue a darle besitos al Bigotes por orden directa de su patrón y cómo, en cuestión de días, cierto exconcejal de la oposición terminará al lado de ella. 

El miedo del alcalde –que hizo pactos durante su gestión con el mismo Juan Guillermo Zuluaga, que se reunió en secreto, como los delincuentes, con Zaraza y hasta con el niño Andrés- es porque Juan Camilo Chávez está muy cerca de la victoria. El titán que también tiene patrón político -Juan Diego Muñoz- y que va a empezar a recibir apoyos de todos los sectores, especialmente del que se quedó por fuera de la repartición durante estos últimos cuatro años, sabe que estas semanas las debe caminar con mucho cuidado, la victoria está al alcance de la mano. 

Óscar Alejo, el candidato salido de las entrañas de Juan Guillermo, el mismo que prometió seguridad y templanza contra la criminalidad, es un claro ejemplo de esos apoyos. Su adhesión a Chávez es una muestra de cómo el sector derrotado en las pasadas elecciones se une en torno a la figura que tiene casi todas las chances de ganar. En ese bando está el actual gobernador, gentuza de la calaña de Maritza Martínez y su esposo, y con seguridad, algunos mal llamados independientes aterrizarán en esa campaña para pedir pedazos enteros de la torta o una que otra migaja al menos. 

Felipe conoce muy bien este panorama, ha hablado a escondidas para planear la estrategia, ha hecho y hará más alianzas y va a entregar dádivas exageradas para que el actual concejo le apruebe el embeleco de su POT que es casi similar al bodrio que una vez él criticó de Zuluaga y Andresito. La fuerza que él logre movilizar en esa corporación municipal la quiere llevar a las calles a como dé lugar y eso implica sentarse a hablar con sus más grandes opositores, como el concejal que se metió a hacer videos en vivo cuando el Guatiquía se desbordó. 

Felipe entiende algo que es elemental y es que hay muchos candidatos y candidatas, esa multiplicidad de opciones le van a pasar factura a él, porque muchos de ellos saben que su fuerza no les va a dar para meter un número considerable de concejales y a otros más desafortunados ni para lograr la tan anhelada reposición. Entonces, en ese contexto, muchos de ellos abrazando las banderas de un nuevo cambio, se irán a dar apoyos al que creen más fuerte y ese es a todas luces Chávez y no Irina. 

Otros candidatos/as van hasta el final, porque saben que tienen muchos votos, que tendrán a uno que otro concejal, que la reposición está asegurada y porque gane quien gane ellos llegan con una buena posición para negociar, porque esto es un negocio y los negocios se pactan para repartir las utilidades. Uno de ellos, Alexander Baquero, él irá hasta el final, aunque esa candidatura le terminará quitando votos a Chávez y no a Irina. Ganancia colateral para Harman. Rodolfo Cruz se va a bajar pronto de esa aventura, lo tiene que hacer, no tiene mayor margen de maniobra y va a terminar con Chávez. Diez votos para Juan Camilo. 

El enano del Hugo debe estar sentando en una mesa llena de carne, lechón, pescados, arepas, chorizos y chicha, el festín que se dará el patrón de la Cámara de Comercio de Villavicencio será tremendo, ya que de alguna manera ha logrado agrupar algunos miles de votos, algo nada despreciable. Ese hombre debe estar atento a su celular para recibir la llamada de quién le dará más para irse con sus gafitas para esa campaña.

Mario Romero será, a mi despistado juicio político, otro que se va a bajar, sabe que no le dará y que su participación le quita votos a Irina y eso el pilluelo del Harman no lo va a permitir. En el fondo, y aunque parezca más despistado aún, no estoy tan seguro que este muchacho termine al lado de Irina. Es que el problema para el asustado Felipe es que el resto de candidaturas le quitan fuerza y votos a su títere y el alcalde aún no ha sabido cómo poner a esas pequeñas campañas a su favor porque el juego de egos es enorme y muchas de las opciones alternativas, de “izquierda” y digamos independientes ya no le comen cuento al mentiroso del Harman. 

Las maquinarias a tope dándola toda, plazas públicas llenas, cenefatones a diestra en La Grama y puntos concurridos de la ciudad, los patrones de la política haciendo cálculos, alianzas, besos, abrazos, gente desocupada que hoy se ponen una camiseta y mañana la otra, la prensa autocensurada y Felipe Harman con miedo.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición del medio.

José Vargas

José Vargas

Estudió periodismo para preguntar porque nunca entiende nada y no sabe nada, por admiración a Jaime Garzón y por creer que alguien tiene que contar la historia. Por convicción es cuentista y novelista, más y mejor lo primero que lo segundo. Escribió su primera novela inspirado en el Llano colombiano e influenciado fuertemente por el tiempo, el territorio y el realismo. El susurro de las tripas fue publicado en tiempos de pandemia con Nueve Editores, editorial con la que repitió su segunda novela, El peso de la guitarra. Desde inicios del año 2023 está exiliado en Argentina, en donde escribió su nueva novela Las tareas de Simón, un acercamiento al estilo surreal e informal que ha buscado por años.

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