#HayAcosoEnUNIMINUTO

#HayAcosoEnUNIMINUTO

Hace varios días en la Universidad Minuto de Dios de Villavicencio empezó a resonar con fuerza algo impresentable: #HayAcosoEnUNIMINUTO. Estudiantes, mayoritariamente mujeres, organizaron espacios de sensibilización y pedagogía sobre violencias basadas en género, normativas, escrache –entre otras– dentro del claustro universitario. Hasta ese momento todo estaba tranquilo, parchado. En la tarde, según fuentes, varias estudiantes pusieron un tendedero con denuncias anónimas que en el transcurso de la mañana realizaron distintos actores de la comunidad universitaria. Y empezaron a aparecer nombres antiguos y nuevos de presuntos casos de acoso y abuso sexual en la universidad. 

Uno de esos nombres es el de Agustín María Martínez, un profesor de investigación que lleva más de siete años dictando clases en la institución. Tuvo un proceso de escrache en el 2020 por acosar y tocar sin consentimiento a varias estudiantes en sus clases. Aunque la UNIMINUTO en su comunicado del 10 de noviembre de 2023 dice de manera “contundente” que: “1. La Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO, como Institución de Educación Superior, rechaza cualquier acto de acoso o violencia sexual en contra de los miembros de la comunidad académica”, al parecer; eso en el día a día no es cierto. Más allá de mover profesores de dependencias o cargos, pero manteniéndolos dentro del claustro en funciones activas, que aprovechan para seguir teniendo sus prácticas abusivas y violentas en los espacios de clase. ¿De qué les sirve a las estudiantes estos cambios si al final siguen estando expuestas y en peligro? ¿Por qué si la rectoría rechaza ese tipo de acosos, el señor Agustín María sigue vinculado a la institución? 

De hecho, el 23 de noviembre en la “Noche de la Excelencia UNIMINUTO” se homenajeó a este señor mientras se hacen públicas las denuncias por acoso sexual. Dejando en evidencia que los comunicados publicados por la rectoría de la universidad son puro protocolo y realmente no tienen carácter ético frente a las denuncias y la realidad estudiantil.

Así mismo, ha sucedido con otros casos, como los del sacerdote Heriberto Mejía, quien presuntamente acosa a los estudiantes dentro de la universidad desde el 2013. Según fuentes, al parecer lleva más de diez años apoyando procesos de pastoral social y moviéndose entre sedes y clero; porque él en años anteriores ya ha tenido denuncias por casos similares. ¿Es este sacerdote protegido por la rectoría y la UNIMINUTO a nivel nacional? 

Este y otros nombres como el de Juan Pablo Latorre, quien fue uno de los que más sonó en las actuales denuncias por escribirle a altas horas de la noche a las estudiantes, acosarlas por redes y en espacios universitarios y presuntamente abusar a una de ellas; es uno de los muchos casos que se empezaron a hacer visibles gracias a que las y los estudiantes alzaron la voz, pero también a espacios pedagógicos dentro de clases sobre género y diversidad sexual. 

No es coherente el discurso formal y tibio de la universidad y el rector a su cabeza cuando siguen encubriendo a acosadores y a abusadores por años. El problema es estructural, hay un ocultamiento de los casos. En el plantón realizado por los y las estudiantes de UNIMINUTO el pasado 22 de noviembre una de las consignas fue #NoSonRumores, esto se debe a que apenas se conocieron los casos; -según fuentes de la universidad- se empezó a dar la directriz interna de que los rumores sobre docentes acosadores y abusadores debían detenerse, dando paso a un silenciamiento y sobre todo a desconocer las denuncias que las estudiantes empezaron a hacer en sus respectivas facultades. 

Cabe resaltar que, en el año 2022, para el medio Llano Siete Días, la coordinadora del programa de Comunicación, Andrea Pabón, aseveró en entrevista que: “Como universidad contamos con una ruta de manejo de casos sobre acoso, que hacen parte de las políticas institucionales, que nos permitan apoyar a las estudiantes en caso de que se presente un hecho de este tipo”. Si hay casos de acoso que se han hecho saber de manera pública desde hace años ¿Cómo funciona el protocolo? ¿Por qué en UNIMINUTO siguen trabajando los acosadores? ¿Qué apoyo han recibido las estudiantes realmente? Estos y otros cuestionamientos quedan en el aire, pues no hay una respuesta real de lo que verdaderamente pasa en esta universidad.

Al final de esa entrevista a Pabón, el medio cierra la nota afirmando que: “La coordinadora de la Facultad de Comunicación de la Uniminuto también hizo énfasis en que a la fecha, esta Alma Mater no ha recibido denuncias formales por parte de estudiantes sobre estos hechos.”. Sin embargo, no es que no hubiese acoso y abuso, es que aparentemente lo han ocultado tanto que solo hasta el presente año se agudizaron los casos de este tipo de violencias que no pudieron soportar más los y las estudiantes en el claustro. Además -como ya se evidenció en el escrache referenciado al inicio- varias estudiantes habían realizado denuncias públicas de acoso en el año 2020. 

A las docentes que han apoyado a la comunidad estudiantil; mucha fortaleza y determinación. Los procesos disciplinarios se deben dar para los responsables de acosos y abusos y no para quienes hacen denuncias y se atreven a transformar la educación con posturas éticas y justas. Espero que no se violen los derechos humanos en este proceso y que el movimiento estudiantil que se gesta en UNIMINUTO se fortalezca cada vez más y puedan promover espacios de diálogo al interior de la universidad para transformar de base todo lo que está fallando allí, en su “alma mater”. 

Se despide La Cacerola, no sin antes decirles: “Dios mío, en tus manos colocamos este día que ya pasó y no los encubrimientos que quedan”.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad de la autora y no necesariamente reflejan la posición del medio.

La Cacerola

La Cacerola

Escritor o escritora (no se sabe); pueden imaginarme como quieran. Tengo la intención plena de hacer resonar palabras y resignificar la queja. Al igual que ese elemento popular de la movilización social, quiero hacer bulla y cambiar constantemente sin perder la esencia plena de fastidiar al oído y la vista ajena.

Con ganas de destrozar comodidades e incomodar a los comodísimos. Perfil en constante reescritura.

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