Denuncias de acoso y abuso sexual en la UNIMINUTO de Villavicencio

El escrache

El escrache

#Investigación

20/12/2023

Por: José Vargas

“Esto está muy mal hecho, estas no son formas”

Dígales que bajen eso”, le dijo Fabián Hernández, encargado de Bienestar Institucional y Egresados, a la profesora Francy Moncada, refiriéndose a un tendedero en el que colgaban papeles, recortes, cartas y mensajes anónimos de estudiantes que denunciaban casos de acoso y abuso sexual. La actividad organizada en el marco de la Semana de la Comunicación pretendía recibir denuncias que para aquellos días empezaban a sonar con más fuerza al interior de la universidad.

Tras la negativa de la profesora de interceder con los y las estudiantes para bajar el tendero, reaparece Hernández con Tatiana Duque, abogada y secretaria de la sede de la universidad; pasan los minutos, hablan entre ellos y la docente argumenta que es una actividad de los y las estudiantes. Los funcionarios interpelan a una estudiante que estaba pegando las denuncias, “¿las están obligando a hacer eso?”, pregunta Hernández. “¿A ustedes les están dando nota por hacer esto?”, vuelve a la pregunta el directivo. “Lo hacemos voluntariamente”, dice una de las estudiantes a quien llamaremos Carolina*.

“Esto está muy mal hecho, estas no son formas” dice Hernández. “Esto no se puede hacer en una institución educativa”, refuerza Tatiana Duque. “Esto puede tener implicaciones penales y legales. Esto no está bien”, argumenta de nuevo Duque. “Sí está bien, esto se llama escrache y la Corte Constitucional lo protege”, responde Carolina*. “Estas no son formas”, vuelve a insistir Hernández. Ante la discusión que se presentó y los argumentos de los directivos vale preguntarse: ¿Cuáles son esas formas?

La Semana de la Comunicación del programa de Comunicación Social – Periodismo de la UNIMINUTO de Villavicencio es una actividad institucional que muestra los trabajos del estudiantado, hay presentaciones de toda índole como videos, fotografías, piezas gráficas, música, etc. En ese marco, desde la materia electiva Género y Desarrollo se pensó entre la profesora Francy Moncada y los y las estudiantes un evento en el que habría cinco mesas, estas serían un espacio pedagógico para generar la participación de la comunidad educativa en torno al derecho de la comunicación para la eliminación de las violencias contra las mujeres. 

Los y las estudiantes pidieron en clase que se pusiera en una de las mesas un buzón para la recepción de denuncias anónimas. “Nunca nos imaginamos los alcances que esto iba a tener, la cantidad de denuncias”, dice la profesora Moncada. La designada para la recepción de las denuncias fue la numero tres, estaría cerrada y su contenido estaba pensando para ser entregado a las directivas de la institución, pero con el paso de las horas la situación se fue tornando diferente.

El 8 de noviembre

Segundo día de la Semana de la Comunicación y el ajetreo en las mesas para ver lo que había, lo que mostraban y sin saber lo que iba a ocurrir; porque esa caja de cartón pronto se iba a llenar de papeles de forma masiva porque los «pecados» se habían cometido a granel. ¡Válgame Dios! “A las tres de la tarde me dicen los y las estudiantes que quieren salir a la calle a publicar las denuncias porque la caja estaba llena” dice Francy Moncada. “Eso parecía el buzón de un supermercado donde uno pone una boleta para ganarse una rifa”, dice con jocosidad Carolina*.

“Yo les digo que no a publicar las denuncias en la calle”, cuenta Moncada mientras continúa narrando ese día sin que la voz le cambie, sin que nada la haga dudar, con ese ritmo que tiene la fuerza sobre quien habla con propiedad y respira tranquilamente. Su expresión es tan calmada que por un momento se siente rabia. “Sí, tengo mucha rabia”, me dice ella cuando la interrogo por esa sensación. Los estudiantes se van a bloquear la “Zona T”, un espacio muy cerca de la entrada y arman el tendedero con los papeles que son bastantes. 

“Y yo de nuevo les digo que no bloqueen la entrada, es que yo ya temía lo que iba a suceder”, dice la profesora y en ese punto tuerce un poco la boca, como diciendo que se iba a armar un problema tremendo. Al interior de la caja que contenía las denuncias encuentran fotos del cura Heriberto Mejía, un sacerdote que está en la universidad hace años y sobre quien han caído denuncias por acoso. Sale el rostro de Agustín María Martínez, un profesor muy nombrado desde hace años y señalado por estudiantes de acosador. También aparece la foto de Juan Pablo Latorre.

La cantidad de denuncias hizo que el tendero, que fue corrido para no obstruir el paso, ni usar la “Zona T”, se llenara en pocos segundos. El pandemonio se formó. La gente tomaba fotos, videos, personal administrativo bajaba a mirar, vicerrectoras, coordinadores, directoras se les vio por ahí disimuladamente, los profesores (hombres) ni se asomaban, los estudiantes gritaban, unos de acuerdo, otros en contra, y algunos profesores recriminando porque sus nombres estaban ahí. Todas las personas entrevistadas narraron lo mismo.

Que el profesor Ávila lo sacaron del colegio Femenino por acosar a las estudiantes y ahora es profesor de la universidad. Que el cura Mejía acosaba en el colegio La Sabiduría y desde hace más de diez años acosa a los estudiantes de la universidad. Que el profesor Morales tiene miradas lascivas y les mira el culo a las estudiantes. Se lee en algunas fotografías de las denuncias publicadas ese día durante la Semana de la Comunicación.

“Juan Pablo Latorre me pidió que pasara algo entre los dos para pasar la materia Métodos II”.

“Fui víctima de acoso del padre Heriberto en el 2021, se hace pasar como una persona amable para luego invitarlos a la casa y dejarse besar y tocar”. 

“Hace 3 años se hizo una carta firmada por aproximadamente 50 estudiantes en contra de Agustín (profesor) y lo único que hizo la universidad fue cambiarlo de carrera”. 

“El profesor Agustín María se ha acercado más de lo debido hacia mí, estando yo en mi asiento y él de pie casi poniendo sus genitales en mi cara”. 

“El profesor Agustín María de investigaciones acosó a varias compañeras en clase, incluyéndome, nos tocaba sin consentimiento y nos veía con morbo. Denunciamos en el 2019 y 2020 y solo lo cambiaron de programa. Sigue aquí, sigo viéndolo”.

“El profesor Víctor también fue investigado en el Colegio Femenino por acoso”. 

“Juan Latorre, este docente me pidió intercambios sexuales por nota”.

“Juan Latorre me acosó por WhatsApp en espacios de la universidad, me dijo que él quería tener dos novias y me llamaba en horas de la noche”. 

“El profesor Latorre me preguntó que si mis senos eran operados o naturales”.

“Juan Pablo Latorre me invitó un domingo a su casa para explicarme un tema académico”.

Las anteriores son algunas de las denuncias anónimas que presentaron las estudiantes, las cuales, y según aseguraron las denunciantes, la universidad tiene pleno conocimiento y como la institución no ha actuado frente al tema se atrevieron a hacer la jornada de escrache. Incluso, entre las denuncias se lee una entregada por una profesora que manifestó acoso por parte de uno de sus estudiantes. 

“Tuve un estudiante llamado Diego Vásquez. Él, mientras hacía fila en la cafetería se me acercó y me dijo textualmente: ´¡Profe, que tetas tan ricas, le haría de todo!´ ¡Cerdo!”.

Sobre las seis de la tarde apareció en las mesas de la electiva de Género un hombre de contextura media. Llevaba una camiseta y gorra negra con la visera un poco abajo, seguramente para no mostrar lo suficiente su rostro y de inmediato empezó a arrancar los papeles, algunos los rompió provocando la reacción de los estudiantes. Hubo gritos y un enfrentamiento verbal que llegó al manoteo. Al verse acorralado, y en medio de algarabía interpeló a las estudiantes pidiéndoles que bajaran eso de inmediato, que se iban a meter en un problema y que ellas no sabían quién era él. Lo que sí es claro es que esa persona debe pertenecer a la comunidad educativa, porque el ingreso al campus es con un carnet que habilita los torniquetes y quien no posea ese acceso debe pedirlo a la seguridad. El hombre se fue y hasta la fecha las estudiantes que dieron su testimonio y la profesora Moncada no saben quién es esa persona.

Por ahora, y tras la jornada de escrache y a más de un mes de la actividad que convulsionó a la UNIMINUTO, queda un profesor (Juan Pablo Latorre) absuelto disciplinariamente por la universidad y la profesora Francy Moncada, quien ha acompañado a los y las estudiantes, con una investigación por presuntamente afectar el buen nombre de la universidad y de sus compañeros de trabajo. Además, la universidad publicó un comunicado rechazando los actos de violencia contra las mujeres, aunque las denunciantes siguen esperando medidas drásticas en donde se evidencia tolerancia cero a este tipo de hechos.

Algunas piezas de la jornada de escrache.

*Nombre cambiado para proteger la identidad de la denunciante.

Espere en los próximos días la tercera parte de esta investigación.

José Vargas

José Vargas

Estudió periodismo para preguntar porque nunca entiende nada y no sabe nada, por admiración a Jaime Garzón y por creer que alguien tiene que contar la historia. Por convicción es cuentista y novelista, más y mejor lo primero que lo segundo. Escribió su primera novela inspirado en el Llano colombiano e influenciado fuertemente por el tiempo, el territorio y el realismo. El susurro de las tripas fue publicado en tiempos de pandemia con Nueve Editores, editorial con la que repitió su segunda novela, El peso de la guitarra. Desde inicios del año 2023 está exiliado en Argentina, en donde escribió su nueva novela Las tareas de Simón, un acercamiento al estilo surreal e informal que ha buscado por años.

Compartir