Sobre el resabio
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#Opinión
19/12/2024
Por: Lavinia
Una sola bestia obediente bastará para sanarme.
Resabio: “Vicio o mala costumbre que se adquiere. Un toro ya toreado es peligroso porque tiene muchos resabios. En el caso de los caballos, un caballo resabiado puede ser triste, frustrado o desafiante, y poner en peligro la integridad de quien lo monta. Por eso, es importante corregirlo lo antes posible.”
Todo resabio está cargado de resentimiento y de una erótica de la curiosidad.
El resabio es un poco vergonzoso, pues muestra la fijación de uno sobre los asuntos que han lastimado y el impulso de responder a eso, a veces, con un movimiento brusco, otras, con una sutileza filuda. El resabio es una erótica curiosa porque se desliza entre el mundo creado por dios y tienta los absolutos.
El resabio antoja.
Donde está agonizante la palabra: seca, donde es invariante el acontecimiento, donde es homogeneizado el pensamiento, donde el embrutecimiento se instaló por la pereza evasiva de interrumpir una mentira; el resabio aparece como un movimiento que contusiona, moja, despabila y causa malestar.
El resabio es un bicho violento incluso cuando es pequeño, un pequeño resabio.
El resabio tiene un costo alto. Su castigo es individual y colectivo, pues señala lo aparatoso, lo que parlotea y decora la vulgaridad de la hipocresía.
El resabio sabe desbaratar lo andado. Es atrevido.
El resabio busca su propia justicia en el acto del quiebre. Deja indefensa toda arma pues su modo de operar no tiene que ver con atacar para esperar una defensa.
El resabio pone en juego algo más: la raíz de lo que ha sido impensable. Y otras veces lo que ha sido inactuable.
El resabio es considerado una posesión. Por eso se le trata con agresión y como a una enfermedad. Porque el resabio contagia y eso se sabe.
Es una bestia.
Es peligroso para la estabilidad de los destinos. Lanza una pregunta que desestabiliza lo que estaba amparado por una fantasía tiránica dada por hecho.
Hay quienes están listos para defenderse de un potencial resabio. Pues se han dedicado a cuidar bien lo que se atasca y lo que se pudre con tal de no incomodar el pedazo suyo que está entronado.
Hay seres resabiados. Algo en ellos acontece indomesticable, un resto de desquicio que no logra determinarse ni medirse.
En el resabio hay una mirada inocente a favor. La inocencia: el valor desestimado, se le ha entendido exclusivamente como lo vulnerable. Asociado a ser un pobre ignorante desamparado.
Pero en el revés de la inocencia una fuerza inestimable nace una y otra vez. En su no saber, en su otro saber, la inocencia ofrece una mirada sin prescripción, sin un encargo previo determinado, sin un patrón.
El resabio se procura otro acontecer: da sitio a lo ingenioso por el efecto de una mirada que se fijó en Otra cosa.
La mirada resabiada.
Un resabio puede ser la mirada de un potro. Y también su arrebato.
Un resabio es inocente como escabroso.
*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad de la autora y no necesariamente reflejan la posición del medio.
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