El delirio presidencial de Zuluaga

El delirio presidencial de Zuluaga

Incluso desde antes de terminar su administración como gobernador del Meta –Juan Guillermo Zuluaga, con su acostumbrado actuar rastrero– ya posicionaba en medios locales y nacionales su candidatura a la presidencia de Colombia para las elecciones de 2026. En los publirreportajes de noviembre del año pasado ya se anunciaba que desde el primero de enero de este año empezaría su recorrido nacional para “escuchar a la gente en el territorio”, irónico enunciado porque Zuluaga ha demostrado suficientemente su incapacidad de escucha.

Pero, no se puede decir que Zuluaga haya finalizado del todo su administración, pues hoy sigue gobernando en cuerpo ajeno, evidencia de esto es el remedo de marioneta que dejó como reemplazo –Rafaela Cortés– y su trivial gabinete prácticamente duplicado. Sin embargo, sí es cierto que desde el primero de enero empezó su “travesía” proselitista, pues desde ese día se enfocó en hacer lo que más llena su afán narcisista: robar cámara. Esta vez en la posesión como alcalde de Medellín del parroquialista paisa Federico Gutiérrez.

Zuluaga pavimentará su insulsa campaña con videos prosaicos –característicos por el refrito uso de melodías de suspenso– saludando personas mientras monta a caballo, repartiendo abrazos, arrodillándose en iglesias, tomándose fotos con transeúntes, utilizando a sus amigos gamonales para que exalten sus supuestos conocimientos por haber sido concejal, alcalde, ministro, gerente de la visita del Papa, gobernador y demás cargos que ha desempeñado con su notable mediocridad, pero, sobre todo; mostrando una actitud de irrestricta oposición al gobierno de Gustavo Petro. Es algo predecible, es lo que mejor le puede funcionar electoralmente, no solo porque es una tendencia habitual en las campañas acumular réditos desde la polarización –algunas veces insana, como en este caso– sino porque Juan Guillermo –más allá de las mentiras y grandilocuencias que pueda vociferar– no puede evidenciar grandes resultados en su trasegar politiquero.

Es consabido que después de la llegada de Iván Duque a la presidencia se popularizó la premisa de que cualquiera puede ser presidente –lo que no quiere decir que la aspiración de Zuluaga sea ilegítima–, sin embargo, lo relevante es comprender las riesgosas banderas políticas que ondea Juan Guillermo: su narrativa y prácticas antiderechos, su ligero discernimiento, su enfoque guerrerista, su recalcitrante postura en contra de la paz y la usual dinámica de acomodarse políticamente velando por sus intereses y los de su grupito financiador.

Como el pasado 03 de enero en la entrevista para El Colombiano, donde cínicamente aseveró que: “Soy amigo de la paz y hay que buscar la paz, pero la paz no se alcanza descuidando la seguridad en las regiones” y que reforzó con: “Se tiene que retomar el uso legítimo de la autoridad y fortalecer a las Fuerzas Militares para contener el crecimiento de los grupos criminales en el país”, esa socarronería rutinaria porque su derrotero electoral a ultranza es el de más seguridad y menos diálogo, por lo que siempre elude la relación entre el abandono estatal, el incumplimiento de los acuerdos y la falta de voluntad política; con la siembra de coca, el recrudecimiento de la violencia, las masacres y la proliferación de grupos armados ilegales. Así es Zuluaga, quien se alinea de forma ramplona dependiendo de lo que pueda usufructuar, el mismo que se atrevió a asegurar que “el proceso de paz fue el renacer para el departamento del Meta” –en el conversatorio sobre los retos y oportunidades de la paz territorial en el marco de los siete años del Acuerdo de Paz, el pasado 25 de noviembre– pero que durante su nefasto cuatrienio como gobernador se dedicó a criminalizar y perseguir al campesinado del sur del Meta.

El “Termómetro político” –la sección de Noticias RCN– del pasado 11 de enero se trató de “Juan sin miedo”, vaticinando que el posible eslogan de campaña a la presidencia sería algo así como: “Por una Colombia sin miedo”, y la presentadora finalizó la nota con la pregunta “¿Les suena?”, video y consigna que compartió Juan Guillermo en su cuenta de Twitter con la misma interrogante. El rencauche de su simplista y demagógico lema, en eso consiste el delirio presidencial de Zuluaga; sin miedo, como cuando propuso hacer justicia por mano propia promoviendo atropellar ladrones. Sin miedo, como cuando ordenó reprimir manifestaciones legítimas en el marco del estallido social. Sin miedo, como cuando sus escoltas por “evitar el robo a una ciudadana” hirieron a un niño de diez años –que nada tenía que ver con el hurto– con un impacto de bala. Sin miedo, como el estado de incertidumbre y abandono que vivió el gremio cultural y artístico durante su cuatrienio por el objetivo de privilegiar a los de siempre. Sin miedo, así como se sintió el campesinado del sur del Meta por el desvarío de Zuluaga.

Y precisamente es por la megalomanía de Juan Guillermo que vale la pena replicar la interrogante de esa vacua nota publicitaria de RCN, pero dirigiéndola al electorado de forma más precisa: ¿les suena Zuluaga para presidente?, ¿les suena que uno de los peores alcaldes que ha tenido Villavicencio sea el próximo mandatario de Colombia?, ¿les suena repetir la baja eficacia administrativa de su gobernación, pero ahora en el territorio nacional?, ¿les suena apoyar a un enajenado guerrerista para que dirija el futuro del país?, ¿les suena el regreso de esas ideas retardatarias cuya base es el imperio de la violencia?

¿Les suena?

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición del medio.

David Díaz

David Díaz

Arquitecto, veedor de la Veeduría Popular de Villavicencio y cocreador de Vértice: un pódcast de crítica y opinión sobre arquitectura y ciudad.

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