El gabinete de Rafaela Cortés: Juan Guillermo Zuluaga 2.0

El gabinete de Rafaela Cortés: Juan Guillermo Zuluaga 2.0

El gobernador en funciones elegido recientemente por voto popular y que arrasó en toda la región gracias a los aportes desinteresados de algunos empresarios y de las clases populares que prestaron sillas, carpas, parlantes, banderas, ollas para hacer sancochos y hasta la dignidad, anunció el gabinete que lo acompañará en su gobernación 2.0. El pronunciamiento se conoció a través de un muy elaborado comunicado de prensa hecho por algún practicante de la facultad de cocina criolla de la Unimeta, a juzgar por las salpicaduras de ají que estaban impregnadas en el papel oficial.

Honrando, como debe ser, a esas clases sociales empobrecidas por todos los gobiernos, menos el de él, pensando en la anciana que gritaba en éxtasis cuando él pasaba en su comitiva de carros blindados. Al tío borracho de la familia que posó con una camiseta verde con rojo y que se peleó con toda la familia por defender a su candidato. A la tía Isnelda que corría desesperada con un pito -de esos que hacen ruido- en su boca mientras el resto pegaba cenefas en los carros. A Felipe, Wilmar, Marcela y Darío, jóvenes universitarios que no tienen ni para las fotocopias, porque les robaron el Fondo para la Educación Superior del Meta y que ingresaron a una especie de juventudes hitlerianas para apoyar al candidato que prometió empleo a cambio de dignidad. Por todos ellos y ellas, el gabinete tenía que ser de lujo.

El primero en la lista es Fabiancito Torres, un niño recién salido del colegio con fama de robarse las loncheras de sus compañeros y luego con su cara de yo no fui hacerse el desentendido. Este buen muchacho estará encargado nuevamente de juegos, rifas y espectáculos; que harán las delicias de la gente, especialmente para la adjudicación de contratos a enanos con ínfulas de alcalde. Fabiancito es muy aplicado y está ahí esperando su turno para ser gobernador o alcalde, o como mínimo edil. Algún día se le hará el milagrito.

Más abajo en el papel mantecoso se leía el nombre de la señora Andrea Lizcano, la misma que acompañó al izquierdoso desubicado de hemisferio Felipe Harman. Esta tipa que juega al mejor postor y que le gusta cambiarse de carril de la derecha al de la izquierda; terminó enojada con el alcalde por alguna desavenencia mientras jugaban dominó. Ahora, va a manejar los asuntos de seguridad de un departamento con la misma diligencia con la que manejó a la ciudad capital convirtiéndola en la capital más pobre de Europa.

En la muy transparente Agencia encargada de generar contratos a los primos, tíos y demás familiares de senadores, exalcaldes y exgobernadores llega otro intachable funcionario que se ha ganado a pulso sus nombramientos. Nada tiene que ver su cercanía con el brabucón que sueña con ser presidente de este lodazal, no, este prohombre preocupado por el medio ambiente y por guardarles los mejores chismes a Juanguis sigue en este nuevo gobierno 2.0.

La cultura da para todo, es una amalgama de relleno que sirve para meter a cualquier economista sin cultura literaria a tomar decisiones sobre la triste y cada vez más empobrecida industria cultural de la región y el país. Y, lo segundo, para hacer contratos para que Marbelle vaya a cuenta feria pagada por los impuestos a dar gala de pulcritud y buen gusto. Vienen los festivales de verano con artistas pagados por un departamento y por regalías en municipios en donde los niños y niñas indígenas se mueren de hambre. Festivales para que los borrachos maltraten animales, para elegir cuanta reina se les ocurra y sobre todo para contratar, porque eso “dinamiza” la economía. 

El médico que tiene la cura para todo, incluso con la receta para lagartear puestos y puestos en el gobierno no podía faltar, Jorge Ovidio “El tritón” Cruz regresa a la Secretaría de Salud del departamento, un cargo que conoce muy bien, que sabe su funcionamiento y tras varias apariciones en esa cartera es evidente que el sistema público es un paciente muy sano. Cuando uno menos lo espere este médico dueño de fórmulas mágicas para aliviar lo que sea puede terminar hablando de minería y por qué no, quizás, en este gobierno 2.0 termine manejando la cartera de género. 

Otra de las sedentarias funcionarias que no piensa moverse de la silla en su despacho, es la señora Capote que no se le despega a ese santo de su devoción para seguir viviendo del Estado. Ella también sabe cómo funciona el barril sin fondo de la cultura, por lo que ha estado en esos espacios trabajando desinteresadamente por el bienestar de los artistas. A ese gabinete también entraron caras nuevas, y no lo digo por los mil litros de bótox, lo menciono porque llegan con el guiño de una prima exdiputada para cumplir una misión muy importante y casi única: que la Política Pública Departamental de Mujer y Género siga siendo tan dinámica como hasta ahora. 

El nuevo gobierno de Juan Guillermo Zuluaga empezó con toda, vienen cuatro años de prosperidad, menos bravucón quizás, y lleno de gente renovada que trabajará de manera incansable por la región. Con seguridad total el saqueo a las finanzas públicas son cosas del pasado y la heredera de la tragedia sólo deberá firmar y firmar para que los juanes -Guillermo y Diego- expandan su casa, la hagan muy grande, incluso mucho más que la del muelón y nalgón exgobernador.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición del medio.

José Vargas

José Vargas

Estudió periodismo para preguntar porque nunca entiende nada y no sabe nada, por admiración a Jaime Garzón y por creer que alguien tiene que contar la historia. Por convicción es cuentista y novelista, más y mejor lo primero que lo segundo. Escribió su primera novela inspirado en el Llano colombiano e influenciado fuertemente por el tiempo, el territorio y el realismo. El susurro de las tripas fue publicado en tiempos de pandemia con Nueve Editores, editorial con la que repitió su segunda novela, El peso de la guitarra. Desde inicios del año 2023 está exiliado en Argentina, en donde escribió su nueva novela Las tareas de Simón, un acercamiento al estilo surreal e informal que ha buscado por años.

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