El gobierno de las puertas abiertas no existió

El gobierno de las puertas abiertas no existió

A mediados del 2020 escribí una columna con un título similar; un texto que denunciaba las múltiples leguleyadas de la administración de Felipe Harman para dilatar o no dar respuesta de fondo a derechos de petición. En ese momento –ante mi aseveración de que “el gobierno de las puertas abiertas no existe”– algunas personas la catalogaron de apresurada. Difiero de dichas evaluaciones, pues esa columna hizo énfasis en la incongruencia del uso de artimañas de instrumentalización –abanderadas frecuentemente por la clase política tradicional– teniendo en cuenta que el supuesto “gobierno de las puertas abiertas” vociferaba todo lo contrario: promoción de la participación ciudadana, la proyección del fortalecimiento de veedurías, del control social y el cúmulo de falsedades que se materializaron en el Plan de Desarrollo Municipal (PDM) y en su actuar.

En esa época ya se avizoraba lo que serían estos cuatro años de fracaso para Villavicencio, pues proclamaban que “La ciudad requiere un gobierno que no reproduzca las prácticas que han hecho de la política una actividad desprestigiada, que motive el empoderamiento desde la ciudadanía y desde las comunidades y que construya, con la participación ciudadana, una nueva democracia local”, pero demostraron lo opuesto; fueron –y lo conjugo en pasado por simple e instintivo deseo de que finalice ya– una administración y un proyecto político que profundizó su desprestigio, que coartó y subestimó la participación ciudadana, que obstaculizó el acceso a la información y que censuró el control social.

Fueron cuatro años de artificios para ocultar información, para torpedear los procesos de participación ciudadana y control social. Cuatro años en donde –tanto la alcaldía como las entidades descentralizadas– se empecinaron en dilatar, responder de forma tangencial y obligar a la ciudadanía a desgastar innecesariamente el aparato judicial; maniobras como el traslado entre dependencias y entidades –fuera de los tiempos legales para dar respuesta a derechos de petición–, las contestaciones sin los documentos y soportes requeridos, la tergiversación de lo solicitado, el desconocimiento del marco normativo que regula el acceso a la información y escudarse en el derecho privado porque son empresas de servicios públicos –en el caso de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Villavicencio– o Empresas Industriales y Comerciales del Estado –en lo concerniente a Piedemonte y Alborada– fueron sus prácticas rastreras más habituales.

Y me he enfocado en manifestar lo relacionado con el acceso a la información –pues en esencia, es una de las primeras fases para un control social efectivo–, sin embargo, el resultado no fue solo la instrumentalización de la vigilancia a su gestión, sino que los procesos de participación ciudadana se caracterizaron por replicar las dinámicas de la política tradicional: insuficiencia en las metodologías, recolección de información y análisis, convocatorias precarias y sobre todo la falta de disposición de escucha; lo que imperó fue el autoritarismo de Harman para que prevalecieran sus intereses individuales.

Esa frase que repetían a manera de eslogan al inicio de la administración: “El gobierno de las puertas abiertas”, discursivamente se fue diluyendo hasta desaparecer, no solo porque ya era insostenible mantener una premisa tan falsa –después de múltiples denuncias y de las catorce actuaciones disciplinarias que inició la Personería Municipal de Villavicencio este año contra servidores públicos de la alcaldía y entidades descentralizadas por la sistemática obstaculización del acceso a la información– sino porque el delirio de Felipe lo arrastró a intentar posicionar consignas gatopardistas como “El cambio es imparable”, “El cambio es un hecho” o su más reciente apología a la personalidad: “Harman lo hizo”, una pretensión insulsa para rescatar individualmente su imagen ya que su proyecto político fue un fiasco.

La improvisación y la mediocridad ha sido el derrotero de la actual administración, a tal punto que los resultados de ejecución del producto asociado del PDM: “Implementar la plataforma de gobierno abierto para el seguimiento e información sobre procesos de la administración pública” son el reflejo de su fracaso. Los informes de gestión así lo demuestran: en el 2020 pese a que designaron trescientos veinte millones de pesos para esta meta, el avance fue de 0 %, en el 2021 el presupuesto fue de más de ciento noventa y nueve millones de pesos, sin embargo, en el informe mencionan que uno de los logros alcanzados fue desarrollar “el Sistema Web de funcionarios Transparentes, el cual visualiza para todos los ciudadanos el reporte de Activos, Pasivos, Patrimonio y Cuentas en Bancos de los funcionarios del Gabinete Municipal y del señor Alcalde en el siguiente link: www.villavicencio.gov.co/funcionariostransparentes”, plataforma que no funciona.

Así mismo, en el informe de 2022 se evidencia una designación de cien millones de pesos y exaltaron como logro la plataforma “Obra Contigo” para mostrar a la ciudadanía el avance de las obras y también para radicar “peticiones, quejas o sugerencias”, página a la que ni se puede acceder: www.obras.villavicencio.gov.co. Incluso, para el 2023 el presupuesto fue de cincuenta y un millones de pesos y el informe expone como logro el desarrollo de un “Banco de documentos más rápido y de fácil acceso, además que viene con los estándares mínimos requeridos por el MinTic y gobierno Digital”, pero al hacer una búsqueda sencilla como los informes de gestión entregados al Concejo Municipal de Villavicencio; solo se encuentra el del 2020.

A menos de veinte días de terminar la desastrosa administración de Felipe Harman; es evidente que el gobierno de las puertas abiertas no existió.

Plataforma «Funcionarios Transparentes» sin funcionamiento.
Plataforma «Obras Contigo» sin funcionamiento.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición del medio.

David Díaz

David Díaz

Arquitecto, veedor de la Veeduría Popular de Villavicencio y cocreador de Vértice: un pódcast de crítica y opinión sobre arquitectura y ciudad.

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