#MujerNoVotaMujer

#MujerNoVotaMujer

No podía terminar mi echadita de ojo a la contienda electoral sin dedicarle una columna a la única mujer que quiere ser la primera alcaldesa de Villavicencio desde los deseos de otros. Irina Salas, quien a través de su proceso de campaña ha sido conocida como la ‘candidata de Harman’, ¿nos sorprende? Creería que no.

Una mujer que se ufana de tener un proceso político libre de maquinaria, pago de favores o deudas políticas; pero en el discurso y en la práctica sigue instaurando esa pericia clientelista y opresiva que por años ha tenido la derecha como estrategia para llegar al poder, y que no dejó de ser distinta en la ya casi extinta administración actual.

La fuerza de la candidata por el Pacto Histórico terminó reducida a campañas de comunicación tontas, explotación de voluntarios, contratistas puestos por la alcaldía y sus dependencias, mientras a la calle ha salido a decir que a las mujeres y a los jóvenes se les debe dar oportunidades de empleo dignas. La fuerza, el poder y la violencia metidos en un mismo quehacer propio de los impostores y los mismos subyugadores que han maltratado al pueblo por décadas.

Después, como estrategia de desesperación, propone ese discurso exasperante de #MujerVotaMujer, como si lo político fuera algo simplista, y como si las mujeres solo por ser mujeres ya debieran tener una falsa empatía por ella.

¿Qué cambio inspirará a las mujeres Irina si es una mujer subyugada a todo un campo político liderado por machos que deciden la política electoral desde hace años? ¿Qué cuidado hay más allá de ese discurso banal, si ni ella misma ha podido lograr de forma consciente desligarse de deberle a hombres su actual proceso político? ¿Qué les espera a las mujeres de la ciudad -más allá de promesas fugaces- si al final la candidata debe pagar sus favores políticos y posiblemente poner a los mismos que hacen las mismas y de las suyas?

Podríamos quedarnos en esa demagogia barata, en la gobernanza desde los tiktoks y la inexperiencia de administrar la ciudad. Podríamos quedarnos en ese círculo vago del cuidado, cuando posiblemente no se cuide de forma adecuada. Podríamos quedarnos en el clon aún más barato de la actual administración. Podríamos quedarnos en las mismas mentiras, en la multiplicación de las mismas fallas y el fortalecimiento del camino a la derecha. Podríamos quedarnos eligiendo a Irina Salas, para seguir igual o peor. No hay camino en estas elecciones, ni esperanza alguna de cambio, pero elegir a la titeresa mujer, tampoco es opción.

¡Somos la fuerza, pero para no dejar llegar al poder a esta gente que traicionó al movimiento social!

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición del medio.

La Cacerola

La Cacerola

Escritor o escritora (no se sabe); pueden imaginarme como quieran. Tengo la intención plena de hacer resonar palabras y resignificar la queja. Al igual que ese elemento popular de la movilización social, quiero hacer bulla y cambiar constantemente sin perder la esencia plena de fastidiar al oído y la vista ajena.

Con ganas de destrozar comodidades e incomodar a los comodísimos. Perfil en constante reescritura.

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