Denuncias de acoso y abuso sexual en la UNIMINUTO de Villavicencio

Pagan justas por pecadores

#Investigación

16/02/2024

Por: José Vargas

Una profesora de la UNIMINUTO de Villavicencio que acompañó a las estudiantes que denunciaron casos de acoso y abuso sexual en ese centro educativo fue retirada de su cargo, al parecer, como parte de una retaliación. Esa hipótesis es la que sostiene la misma docente y estudiantes considerando el actuar de la universidad frente a las acusaciones, así como el intento de responsabilizar a otra profesora que apoyó a la comunidad educativa de actos de saboteo contra la institución.

La profesional desvinculada es María del Mar Narváez Olivera, ella fue una de las que apoyó decididamente el proceso de denuncias de acoso y abuso sexual de los y las estudiantes en esa universidad y que tuvieron su momento más álgido los últimos tres meses del año 2023. Este año a la profesora le notificaron que su plaza había sido eliminada, lo que quiere decir que no sería reemplazada, sino que simplemente las funciones realizadas por ella ya no tendrían asidero dentro de la organización.

La decisión fue tomada a finales del mes de enero de 2024 y en estos quince días se han encontrado irregularidades y hechos que respaldarían que todo fue una celada contra Narváez, puesta presuntamente por algunas estudiantes y por el profesor señalado de acoso y abuso. La universidad aprovechando la coyuntura habría tomado ventaja para sacar del camino a una docente que lanzaba fuertes críticas a su actuar, pero que en todo caso habría procedido en concordancia y respeto por los y las estudiantes. A esto se le suma una crisis administrativa de la institución en torno a la falta de profesores y demoras en la contratación.

La profesora Narváez para el segundo semestre académico del año 2023 dentro de sus asignaciones tenía dos clases: Gestión de Proyectos de noveno semestre y Teorías de Acción Colectiva de tercero. En estas estaba inscrita la estudiante Juliana*, quien presentó una excusa médica que la mantuvo por fuera de clases por varios días, pero a la tercera semana de ausencia y de acuerdo al reglamento, la profesora le empezó a correr las fallas.

Lo primero sucedió en la clase de Teorías de Acción Colectiva y para Gestión de Proyectos la mencionada alumna se presentó, por aquellos días, con una compañera haciendo una entrevista de acuerdo a un trabajo dejado en esa clase. El producto entregado no cumplió con lo exigido y la nota puesta por Narváez fue de 2.6, de inmediato surgió la protesta de la alumna quien pidió a la universidad un proceso de consejería, que básicamente es que otro profesor o profesora revise la nota. Allí el resultado fue el mismo, el segundo evaluador determinó que la nota puesta en primera instancia era acorde y la mantuvo.

Cuando empezaron las denuncias y mucho antes de la jornada de escrache contra el profesor Juan Pablo Latorre y otros docentes, incluso de una profesora contra un estudiante de señalamientos de acoso y abuso sexual, ese fue el tema central en la comunidad educativa. En una de las clases de la profesora Narváez los y las estudiantes le preguntaron con insistencia por el nombre del señalado, a lo que la docente dijo que sería Latorre. La reacción del acusado no se hizo esperar, este le habría pedido a Andrea Pabón, excoordinadora del programa de Comunicación Social, que le abriera una investigación a la otra profesora o que la universidad hiciera algo por ella haberlo expuesto en público. 

Ante las presiones por las denuncias, Latorre renunció y Andrea Pabón reasigna sus clases: a Narváez le correspondió Métodos de Investigación II, de quinto semestre. Esa asignatura tenía un pedido especial, que la nueva profesora revisara todas las notas, ya que los y las estudiantes se estaban quejando por las calificaciones dadas por Latorre. Lo primero que evidenció la docente es que en el primer corte las calificaciones de casi toda la clase rondaban entre 2 y 3 y en el segundo corte la situación era muy similar, aunque con una leve, muy leve mejoría. La única excepción, era Juliana*, la misma de baja calificación en otra clase y de la excusa de varios días, ella tenía 4.6 en la primera parte del semestre y 4.8 en la segunda.

Ante la situación y al no ver en clases a esa estudiante, la profesora María del Mar Narváez pregunta por ella y curiosamente nadie la identifica, nadie sabe quién es. La docente entonces la describe físicamente y ningún estudiante la reconoce. Juliana* no iba a clases, pero no tenía fallas y era la única pasando la materia. Cuando desde la coordinación del programa revisan las aulas virtuales, hay una nueva sorpresa, casi todos los alumnos y alumnas tenían trabajos cargados, pero Juliana* no tenía ni uno solo.

La universidad le pide a la estudiante por correo electrónico el envío de todos los trabajos, porque al parecer había un “error” en el sistema, la respuesta de Juliana* era que estaba aburrida en la institución y mientras la profesora Narváez estuviera en su clase ella no iba a volver. En efecto, a los pocos días, la estudiante se retira. Nunca envió sus trabajos o intentó resolver las dudas que se cernieron sobre ella.

A mediados del mes de enero de 2024, María del Mar Narváez recibe la proyección de sus clases, pero no la formalización de su nuevo contrato laboral y es que días posteriores es notificada que su plaza fue eliminada. Poco tiempo después la profesora conoce que la decisión muy seguramente fue tomada por una queja que el Ministerio de Educación recibió contra la docente, en la cual hacen aseveraciones relacionadas con su orientación sexual, en donde dejan entrever que su relación sentimental con una egresada es producto de presiones, coerciones y hasta abuso por parte de Narváez.

La queja -anónima- por supuesto, que contiene evidencias muy claras sobre el lamentable estado de escritura y hasta de comprensión lectora de los autores de la denuncia, muy cercana al tono panfletario, manifiesta que ellos tienen miedo, que la profesora los odia, que es grosera, que odia a los hombres y que acosa y hasta “enamora” a estudiantes mujeres. Curiosamente, en el 2023, cuando estallaron las denuncias de acoso y abuso sexual en la UNIMINUTO de Villavicencio el nombre de esta persona no se mencionó y hasta los y las estudiantes la reconocen como fundamental por su irrestricto apoyo.

De hecho, el movimiento de estudiantes de la universidad “Resistencia Estudiantil Unida”, elevó una comunicación abierta rechazando la eliminación de la plaza docente que ocupaba María del Mar Narváez Olivera, incluso señalan que esa acción de la institución educativa es un mensaje retador y amenazante a ellos y que los silencia.

Cuando se revisan las evaluaciones docentes que los y las estudiantes le hacen a Narváez, que también son anónimas, no hay señalamientos de este tipo, nada más allá de reconocerla como una buena docente, pero existen dos de ellas, del segundo semestre del 2023 que son similares a la denuncia ante el Ministerio y curiosamente son de clases en donde estuvo matriculada Juliana*. Una coincidencia seguramente.

Debido a esto, María del Mar Narváez pone un derecho de petición a la universidad y la respuesta de la institución solo resalta el buen desempeño laboral de la docente durante su paso por la institución.

“Referente a la estudiante que se presume es pareja de la docente; no se ha evidenciado en ningún momento que haya expresado presión, coerción o estar en una dinámica de poder que la afecte. De igual forma, hasta la fecha, no se han recibido quejas o comunicaciones que aborden esta situación, a excepción de su escrito.”

Con respecto a la discriminación señalada en la denuncia anónima ante el Ministerio, la universidad respondió: “Hasta la fecha no se han recibido quejas de esta naturaleza acerca de la docente a través de los canales establecidos”

“reconocemos que la docente ha demostrado un desempeño satisfactorio en la mayoría de sus clases y en sus responsabilidades académico-administrativas.”

“Tras revisar todas las comunicaciones dirigidas al programa académico, se analizaron minuciosamente las actas de consejerías realizadas por docentes consejeros, las comunicaciones de la Coordinación y los registros del canal contáctenos, sin encontrar ninguna queja relacionada con acoso, humillación o maltrato por parte de la profesora. La evaluación docente refleja una calificación catalogada en la institución como ‘Esperada’”.

Considerando lo anterior, llama la atención la desvinculación de la docente, ya que, a la fecha, y tras las primeras semanas del inicio de clases, la UNIMINUTO de Villavicencio no tiene su planta docente completa para cumplirle a los y a las estudiantes. Se conoció que faltan docentes para las siguientes clases: Escrituras Creativas, Comunicación y Desarrollo, Periodismo Interpretativo, Producción de Audiovisuales, Métodos de Investigación I, Producción de Audiovisuales, Comunicación Ciudadanía y Convivencia, Electiva Periodismo y Ciudadanía, Electiva Comunicación y Participación en Medios, Electiva Periodismo, Gestión de Proyectos de Desarrollo I y II, Epistemes Latinoamericanas, Introducción al Periodismo, Diseño y Producción Transmedia I y II, Comunicación Desarrollo Y Cambio Social, Comunicación y Cambio Social, Laboratorio de Ciberculturas y Periodismo de Análisis.

Juan Camilo Chacón Cervera, nuevo coordinador del programa de Comunicación Social, ya que Andrea Pabón renunció, en diálogo con los y las estudiantes les manifestó que el proceso de contratación quedaría listo esta misma semana, es decir, hoy 16 de febrero ese inconveniente quedaría resuelto. Lo curioso es que ante esa cantidad de cursos sin profesores la UNIMINUTO de Villavicencio haya decidido desvincular a una docente que la misma institución reconoce que cumplía con sus deberes y, peor aún, que afirmen que la plaza (el cargo, no ella) había sido eliminado; cuando varias de las anteriores materias eran las que dictaba la docente María del Mar. Al cierre de este escrito la universidad ya había nombrado el reemplazo de Narváez.

*Nombre cambiado para proteger la identidad.

José Vargas

José Vargas

Estudió periodismo para preguntar porque nunca entiende nada y no sabe nada, por admiración a Jaime Garzón y por creer que alguien tiene que contar la historia. Por convicción es cuentista y novelista, más y mejor lo primero que lo segundo. Escribió su primera novela inspirado en el Llano colombiano e influenciado fuertemente por el tiempo, el territorio y el realismo. El susurro de las tripas fue publicado en tiempos de pandemia con Nueve Editores, editorial con la que repitió su segunda novela, El peso de la guitarra. Desde inicios del año 2023 está exiliado en Argentina, en donde escribió su nueva novela Las tareas de Simón, un acercamiento al estilo surreal e informal que ha buscado por años.

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