El entonces asesor de Presidencia de la República –Diego Molano– planteó de forma al parecer muy seria –lo que para este medio no es más que una estupidez–: “El Protestódromo” como salida para no “vandalizar” la ciudad. Tanto repercutió este planteamiento –que solo puede pasar por la cabeza de alguien que no entiende las desigualdades sociales y mucho menos el poder de territorializar y apropiarse de las calles y el espacio público– que en la página web del Ejército de Colombia aparecía como algo meritorio de quien se convirtió en ministro de defensa del desgobierno de Iván Duque.

“El Protestódromo” fue una propuesta trivial que pretendía crear un espacio para ir a apedrear transmilenios y estaciones de cartón, algo tan absurdo y alejado de las realidades territoriales como el mismo Diego Molano. Si bien la idea es burlesca en términos de pretender suprimir la acción directa en las calles; la concepción espacial de un protestódromo la asumimos como mofa, como un mal chiste, como otra de las burlas de la clase dirigente que históricamente ha gobernado el país. Nuestra intención aquí es resignificar ese concepto desde la sátira; convertir esto en un espacio de difusión crítica, pero siempre apoyando públicamente la manifestación en las calles y en los lugares que posibiliten el encuentro para seguir construyendo territorios diversos.

Es por esto que, somos un medio de comunicación digital, independiente, de carácter investigativo y contrahegemónico. Asumimos posiciones políticas y las exteriorizamos editorialmente. La apuesta contestataria se constituye en contravía de esa directriz marcada por el grupo básico dominante; manifestando y promoviendo una multiplicidad de formas de resistencia crítica que combate el orden ideológico y político hegemónico. 

Estamos en contra del contubernio con entidades territoriales; por lo que, nunca nos confabularemos con administraciones municipales, departamentales o nacionales que a partir de su dominio, coerción o persuasión sesgan el carácter crítico de los medios de comunicación. El discernimiento, la argumentación sólida y el control son la base de la labor investigativa que propugnamos en un país donde se criminaliza la crítica. Así que: nos vemos en el debate y en las calles.