Baquero es un peligro para la ciudad
Hace dos semanas escribí la columna “El candidato que no conoce la ciudad”, un texto en el que analizo la mediocridad de Juan Camilo Chávez con sus propuestas del programa de gobierno en torno al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad; una crítica que se puede replicar en el caso de Alexander Baquero, ya que en múltiples ocasiones ha insistido en la pertinencia del actual POT y ha evidenciado su enorme desconocimiento del tema, pese a que reiteradamente se jacta de tener un posgrado en derecho público y derecho urbano.
Y no es raro que Baquero defienda un cuerpo normativo que desde el 2015 ha profundizado las enormes desigualdades en el territorio y que condenó a Villavicencio a un atraso como mínimo de doce años; es necesario recordar que Alexander fue el coordinador ponente del proyecto de acuerdo del POT y que defendió a ultranza ese fatídico modelo de ciudad, pero él sigue escudándose en decir que las críticas se limitaron a ver solo dos o tres temas, pues bien, veamos dos o tres temas que son motivo suficiente para tumbar esa nefasta visión de ciudad que él tanto exalta:
1. El POT desconoce los acontecimientos territoriales y omite uno de los principios básicos a la hora de planificar ciudad: la participación ciudadana y el reconocimiento de las dinámicas sociales. Es un marco normativo especulativo y descontextualizado, a tal punto que no priorizó las problemáticas de la ciudadanía; por el contrario, en lo único que se enfocó fue en intentar justificar el volteo de tierras promovido por Juan Guillermo Zuluaga.
2. Fue tal la desesperación del entonces alcalde que, los documentos técnicos de soporte del POT son reflejo de su enorme desidia con la ciudad; esos mismos documentos que aseguran que Villavicencio en el 2027 tendrá más de un millón de habitantes sin ningún soporte técnico validado y que por las mediciones del DANE –no solo actualmente, sino en su época– se puede asegurar que sobredimensionaron las proyecciones poblacionales con el objetivo de recategorizar el suelo y así privilegiar uno que otro terrateniente y politiquero.
3. Se planteó un cambio de modelo de ciudad sin soporte teórico y técnico; la proyección abstracta de que Villavicencio debe pasar de un modelo monocéntrico a uno policéntrico, es decir, que la ciudad debe transformar su estructura y no solo contar con el actual centro sino disponer adicionalmente de una centralidad lineal y otras tres centralidades periféricas; es una premisa arbitraria, no solo porque no hubo estudios para validar el cambio de modelo, sino porque con esa misma transformación sobredimensionaron los “nuevos centros” en más de cuatrocientas hectáreas porque no pudieron resolver una regla de tres simple.
Dos o tres temas –como dijo Alexander–, pero esos dos o tres temas son la esencia del modelo propuesto en el mediocre POT de la ciudad y es lo que Baquero abandera, de hecho, no solo lo defendió en su momento como coordinador ponente del POT, sino que en su programa de gobierno deja como propuesta explícita: “Implementar el modelo policéntrico establecido en el POT llevando la oferta institucional, de servicios y dotacional a los sectores de la ciudad”. Su incompetencia perpetuará la condena que inició Juan Guillermo Zuluaga hace ocho años.